Ritual

Ritual es ese hábito que adquirimos y nos conecta con nosotros mismos. Y eso justamente es lo que ocurre una vez pruebas esta infusión; la conviertes en ese momento del día al que estás deseando volver. Un consejo: Siente la taza humeante entre tus manos, cierra los ojos y conecta contigo. Ahora sí, disfrutar del aroma y sabor de esta selección de hierbas relajantes y las inconfundibles notas picantes del jengibre.

Para hacer este momento todavía más especial queremos compartir contigo un fragmento del Walden. Un ensayo del escritor trascendentalista y filósofo Henry David Thoreau que vivió en una cabaña en la orilla norte del lago Walden durante dos años a partir del verano de 1845. Y es que a veces, todo lo que necesitamos es la observación atenta a la naturaleza y sus cambios. Convertir esto en un ritual nos devuelve automáticamente a la esencia de la vida.

"El paso de las estaciones se reproduce cada día en pequeña escala en el estanque. Por lo general, cada mañana el agua poco profunda se caldea con más rapidez que la otra, aunque, al fin de cuentas, no mucho, y cada tarde se enfría también antes hasta que vuelve a llegar la mañana. El día es el resumen del año: la noche es el invierno; la mañana y la tarde, la primavera y el otoño respectivamente, y el mediodía podría ser el verano. Los crujidos y crepitaciones del hielo indican un cambio en la temperatura. En una hermosa mañana, después de una fría noche, el 24 de febrero de 1850, jornada que dediqué a la laguna de Flint, me di cuenta, sorprendido, de que cuando golpeaba el hielo con mi hacha, éste resonaba como un enorme gong, igual que si hubiera dado sobre el parche tenso de un tambor. El lago empezó a crujir casi una hora después de la salida del sol al ser alcanzado por los primeros rayos, que caían oblicuos sobre las colinas; la desperezaba y bostezaba como un hombre al despertar, en medio de un tumulto cada vez mayor, que se prolonga tres o cuatro horas. Se tomó una pequeña siesta al mediodía y volvió a rugir con la llegada de la noche, cuando el sol dejó de hacerse sentir. Cuando el tiempo evoluciona normalmente, el estanque lanza sus cañonazos vespertinos con una gran regularidad, pero durante el día, al estar lleno de grietas y al ser el aire menos denso, pierde por completo su resonancia, y ni los peces ni las ratas almizcleras, probablemente, podrían ser aturdidos por un golpe dado sobre el hielo. Los pescadores afirman que «cuando la laguna truena» los peces tienen miedo y no muerden el anzuelo. La laguna no suele sonar cada noche, y yo no soy capaz de predecir con exactitud el momento en que el trueno va a dejarse oír; pero, aunque yo no pueda advertir un cambio en el tiempo, la laguna sí. ¿Quién imaginaría que una criatura tan enorme, fría y de piel tan gruesa fuese tan sensible? Tiene, no obstante, su ley, que acata estentóreamente, de igual modo que los capullos determinados a abrirse con la primavera. La tierra está viva y cubierta enteramente de papilas.